Siempre es lindo volver a verte



Lunes 26 de febrero, 1 am. Comienza la semana, probablemente la mayoría de los argentinos y argentinas están durmiendo, descansando para arrancar el día de laburo, o quizá alguno tenga que rendir algún examen, ir al médico. Nunca falta la persona que está de joda, pasándola bien, y lamentablemente nunca falta la persona que, por alguna razón, está en un mal momento. Yo no represento a ninguna de esas personas (al menos, a esa hora y ese día). Mi cuerpo está en calma, feliz, luego de ver un evento a 9846 km aproximadamente. 

Había pasado el Superclásico River - Boca, partido entretenido, con un equipo visitante que después de varios años volvió a intentar jugar en el Monumental. El empate me dejó con ganas de más fútbol, y qué mejor que Messi, que con su Inter de Miami visitaría a L.A. Galaxy por la segunda fecha de la MLS. En su primer partido, el equipo dirigido por el Tata ganó 2 a 0 con goles de Taylor y Gómez, el primero tras asistencia del capitán argentino. El mejor jugador de todos los tiempos hizo un buen partido, teniendo dos o tres ocasiones para convertir, y dejando una jugada para la historia, eludiendo a un rival que estaba tirado en el piso picándosela por encima con un toque suave.

No me interesa narrar una crónica de lo que fue el empate entre Galaxy e Inter. Sí, fue igualdad 1 a 1, justamente con gol de Leo en el minuto 92, tras una doble pared con Jordi Alba (jugada calcada a tantos goles hechos en el Barcelona). Lo que quiero destacar, es la sensación de seguir viendo jugar a este animal, que con 36 años sigue demostrando por qué es el mejor del mundo. No corre como antes, no gambetea como antes. Piensa más, hace jugar más al resto, tiene menos situaciones de gol. Pero no importa, con lo poco o mucho que haga en 90 minutos a mí me alegra el día.

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No sabemos si le queda un año más, o dos. Quizá llegue a los 40 jugando, ¿quién sabe? Sería hermoso verlo jugar hasta los partidos que juegue con sus amigos o su familia cuando tenga 60 años, en el patio de su casa en Barcelona. Pero bueno, eso sé que no va a ocurrir. Desconozco si tengo la capacidad de describir la sensación, sí logro que capten o entiendan lo que me ocurre. Difícil es que lo puedan comprender si no tienen una pasión grande, y alguien que represente la perfección dentro de esa pasión. 

Lo que yo deseo es ver a Messi cada vez que pueda. Ver una genialidad de él en vivo no es lo mismo que en una repetición, cuando el factor "asombro" no existe. Te puede emocionar igual, pero el observarlo en el preciso instante de que está en proceso de ejecución es maravilloso. Por eso mismo no quiero perderme ningún partido del Inter de Miami, o bien sino de la Selección Argentina. Semanalmente, nos entrega su fútbol con la casaca de las Garzas de Estados Unidos. Con nuestro país, recién en Marzo vendrá la doble fecha de amistosos, y luego, la Copa América en Junio (recién se confirmaron dos amistosos más días antes del comienzo del torneo). Falta poco. ¿Será su última competición? Hay que ver cuál es el desarrollo. Por supuesto que el equipo de Scaloni es el candidato número 1, con Uruguay y Brasil (por historia más que por presente) en uno o dos escalones por debajo. Si salimos campeones, quizá Leo sigue envalentonado y continúa siendo nuestro capitán. Una derrota, quizá dependiendo cómo se dé, podrá determinar otro destino para el rosarino. 

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Ya lo dije en otro blog, y lo reitero ahora. Soy egoísta, pero no quiero que te retires. Quiero seguir viendo tu fútbol, no importa el club, no importa si es un amistoso o una nueva final. Cuando Leo tiene la pelota, este hermoso deporte tiene otro significado. Es más hermoso de lo que podría ser. Es más apasionante, genera que te pares del asiento y prestes atención, disfrutes como nunca antes disfrutaste ver un partido de fútbol. Muchos no lo entienden, pero el o la que si lo hace, me acompañará en sentimiento.


 

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