Reset 13/07/14



Muchas personas de mi generación nos criamos jugando al fútbol en cualquier sitio. En la habitación, en el pasillo, en el patio, en una plaza, en la calle, en un potrero y más de grandes, alquilando canchas. Practicar el deporte era acompañado por ver los partidos de tu equipo cada fin de semana, y de tu selección en algún que otro amistoso o competencia internacional. Sin embargo, había otra manera de sentir el fútbol, vivirlo y, hasta incluso, poder ejecutarlo: los videojuegos. Mi primera experiencia fue con la consola SEGA. Allí pasé horas y horas jugando al World Trophy Soccer y al Fifa 2000 (que tenía competencia de futsal, donde la pelota no se iba y rebotaba en las paredes laterales). Qué buenos juegos. Recuerdo que ninguno tenía la Liga Argentina, y en mi imaginación de niño, usaba a Italia simulando que fuera Boca, Perú era River, Argentina era Racing, etc.
 
Con la PlayStation I no llegué a interactuar demasiado más de lo que algún amigo me compartió en alguna tarde de merienda en su casa. No obstante, del SEGA migré a la PC directamente, con el Sega Worldwide Soccer y luego, más avanzado, el Winning Eleven o Pro Evolution Soccer. ¡Qué felicidad era jugar a esos juegos! Siempre me fascinó jugar torneos largos, Liga Máster (hoy en día, Modo Carrera). De la PC di el salto a la PS2, y por suerte, pude ir actualizando la consola cada vez que pude. Hoy en día, la PS4 me acompaña cada tanto y gasto mis dedos en el FIFA. Menos horas que en mi adolescencia, pero cada vez que puedo ahí estoy tratando de lograr objetivos deportivos del mundo virtual.
 
Ahora bien, no tenemos que olvidar que es un juego. Así como cuando perdemos en otro tipo de arcade o plataforma, donde reiniciamos el nivel, o arrancamos del punto de guardado, acá también se puede reiniciar un partido, o volver a jugar un encuentro determinante. Tengo personas muy cercanas a mí que lo hacen sin ningún tipo de resquemor ni arrepentimiento. Y si te pones a hilar fino, está bien. Porque... es un juego. Sin embargo, hay algo en mí que no lo permite, que lo considera hacer trampa, o que es injusto. Si el partido se perdió, se perdió. Es parte del fútbol. Eso es lo que mi cabeza piensa, totalmente derrotado y abatido por una final perdida...
 
Bueno, listo. Es un juego, tienen razón. Ni es para tanto, ni es la muerte de nadie reiniciar un partido y volver a jugarlo. Pero... ¿pensaron alguna vez en qué pasaría si pudiéramos elegir un partido, reiniciarlo y volver a disputarlo... en la vida real? Piensen un segundo lo que eso significaría. Tener revancha de esas finales que se perdieron. De ese partido que nos mandó al descenso. De esa maldita pelota que pegó en el palo y se fue para afuera, en lugar de meterse al fondo de la red. Piensen un instante... ¿cuál elegirían? Por mi parte, hay tres partidos que creo que están en el podio. Dos de ellos quizá son bastante obvios, y el restante puede quizá llamarles la atención (habiendo tantas finales perdidas), pero es lo que siento. 
 
El primero de los "obvios", para quizá muchos de los hinchas de Boca, es la final de Libertadores 2018. Un partido en La Bombonera. Otro que debería haberse jugado en El Monumental, pero que la violencia y probablemente los negocios lo llevaron para Europa. Ese partido fue bastante parejo, pero algunos errores puntuales torcieron la balanza a favor de River. Errores tácticos, técnicos y mentales de Boca, no culpo a nadie ajeno. Todos ustedes quizá estén pensando en que quisiera reiniciar la final en Madrid. Pero no, el partido que me gustaría volver a empezar es el que se empató 2 a 2 en La Boca. Ese era el partido en el que se tenía que sacar la diferencia. El club de la Ribera, por haber finalizado segundo en el grupo H, cada ronda eliminatoria la definió de visitante. Por esa razón, era importante hacer un buen partido de ida en condición de local. Boca derrotó 2 a 0 de local a todos sus rivales en fases eliminatorias: Libertad en octavos de final, Cruzeiro en cuartos de final y Palmeiras en la semi, con ese doblete muy recordado de "Pipa" Benedetto.
Esa final, el equipo dirigido por Guillermo empezó dormido. La estábamos pasando mal, con Agustín Rossi siendo figura. Hasta que apareció Wanchope y convirtió el 1 a 0. Luego, llegó el primer meme de esa serie: el insólito gol sacando del medio. Dolió, por supuesto, pero Boca supo reponerse y volver a estar en ventaja. Centro de Villa, gol del Pipa. En el segundo tiempo, con muy poquito River lo empató (el Cali Izquierdoz en contra), y no hubo muchas más emociones hasta faltando pocos minutos, donde Armani se convirtió en héroe y le tapó un mano a mano al Pipa. Pienso realmente que, si ese partido Boca lo hubiese ganado, la historia sería otra.
 
Antes de ir al otro partido "obvio", voy a contarles cuál sería ese partido que reiniciaría. Hacía varios años que seguía al Barcelona de España, más aún cuando surgió la figura de Messi. Fue amor a primera vista. Intentaba no perderme ningún partido, me deslumbraba su forma de jugar y del equipo en general. La "pulga" ya había ganado dos Champions, varias Ligas y Copas del Rey cuando esto sucedió. Año 2012, semifinal de Champions League, partido de vuelta. Un Barca defensor de la corona recibía en el Camp Nou al Chelsea. En la ida, el equipo de Di Matteo lo había derrotado por 1 a 0, pero todos confiábamos en la remontada. El primer tiempo fue casi perfecto hasta el minuto 46, cuando Ramires anotó el 1 - 2. El equipo inglés, con un hombre menos, igualaba la serie pero, por gol de visitante, se aseguraba el paso a la final. En la segunda parte, el equipo de Pep fue en busca del gol ganador. Lo intentó por todos los medios. Incluso Leo tuvo una chance inmejorable desde los doce pasos, pero su remate fue al travesaño. Lamenté mucho ese penal, fue uno de los primeros golpes en la carrera de Leo, al menos, donde se habrá sentido muy responsable de la derrota (está claro que con la Selección ya había tenido dolores de cabeza). El encuentro finalizó 2 a 2, con el "niño" Torres eludiendo al arquero y convirtiendo un muy lindo gol.
No es el partido más importante para resetear, pero la verdad que recuerdo haber terminado con mucha bronca. Ver a un equipo intentar por todos los medios y a otro no hacer otra cosa más que defender. Ver a Messi fallar ese penal, acción que seguro se habrá reprochado infinidad de veces.
 
El último partido que quisiera que se volviera a jugar, es el que le da el título a esta narración. Ese día, el 13 de julio del año 2014, Argentina llegaba por primera vez a una final de un Mundial (desde que yo miraba fútbol). Con Sabella DT, con Messi figura, y con otros grandes protagonistas (Mascherano, Romero, Higuain, Agüero, Gago, etc.). Nuestra querida selección enfrentó a Alemania, que venía de hacerle siete goles a Brasil, justamente en tierras brasileras. Desde todos los ángulos que mires esa final, Argentina mereció ganar. Por la cantidad de ocasiones generadas, por la claridad de las mismas. Encima fue en el Maracaná, en Brasil. ¿Se imaginan lo que hubiera sido salir campeón del mundo en sus narices? Ufff... hermosísimo. ¡Qué lástima!
Es el partido que, sin duda, resetearía. Ni bien Götze marcó el gol ganador, era automático: apretar el botón pause, y en el menú buscar la opción de Reiniciar partido. Cuando me consulte: ¿desea reiniciar el partido con los mismos equipos? Sin dudarlo, le iba a poner que . Pero iba a tomarme otro atrevimiento: incluirlo a Di María entre los once, desestimando la carta del Real Madrid. Angelito reemplazaría a Lavezzi, y no tengo dudas de que nos ayudaría a ganar la tercera.
 
Bueno, en el mundo no virtual (o sea, el verdadero) lo hizo ocho años después. Y qué lindo que fue...
 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Se te extraña, Leo...

Helicóptero sin H

Un nuevo comienzo: Argentina 1 vs Ecuador 0 - Fecha 1 // Eliminatorias 2026