Nunca da lo mismo

 

Nunca da lo mismo.

Cristiano Ronaldo juega al fútbol hace veintidós años. A lo largo de su carrera, disputó más de 1200 partidos, convirtió casi 900 goles y ganó 35 títulos. Fue figura en los mejores equipos del mundo, como Real Madrid, Manchester United y Juventus, y fue (o es, quizá) pieza clave en la Selección de Portugal desde hace casi veinte años. Ganó Balones y Botas de Oro, y muchísimos premios individuales más. Nadie duda de que es uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol mundial.

Hago esta introducción porque muchas veces uno escucha o lee diversas frases sobre los grandes jugadores. Que no les importa el fútbol, que solo les importa sus cajas de ahorro. Que habiendo ganado tanto, no les interesa perder un partido, o un campeonato. Que le da lo mismo jugar o no jugar un partido, ya sea amistoso o por los puntos.

Creo firmemente que toda persona que dice eso, no sintió nunca la pasión de hacer algo que amas con locura, que te importa más que cualquier otra cosa. 

Los tipos como Cristiano Ronaldo quieren ganar absolutamente por TODO lo que compiten. Un partido de fútbol, una partida de truco (dudo que sea el caso de CR7, pero creo que se entiende la idea), un picadito con amigos. Lo que les debe costar dejar ganar a sus hijos en un juego de penales debe ser increíble. Son personas que lo ganaron todo, y lo quieren seguir haciendo.

Por ser como son, asumen el rol de líder. Se sienten responsables por sus compañeros, y son los primeros que no quieren (y no pueden) fallar. Recuerden cuando Leo falló ante Chile, se habrá sentido el primer culpable de esa final no ganada en 2016. También le pasó a Baggio contra Brasil, en la final del Mundial de 1994. Y seguramente a muchos otros más, que no tengo ganas ahora de recordar, mientras escribo estoy preparándome para ir a jugar al fulbito con amigos.

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No vi el partido completo, lamentablemente, porque estaba laburando. Lo tenía de fondo, por si acaso, para ver alguna acción aislada cuando el trabajo me lo permitiera. Sin embargo, justo lo puse cuando el defensor esloveno arremetió contra Diogo Jota y el árbitro sancionó penal. No dudé en ver esos tres o cuatro minutos hasta la finalización de la pena máxima.

Cristiano tenía todo listo para convertirse en héroe y darle el pase a cuartos de final a su selección. El penal fue en tiempo suplementario, y quedaban solamente unos veinte minutos más como mucho. El delantero del Al-Nassr la quiso colocar a la izquierda de Jan Oblak, pero el arquero del Atlético Madrid adivinó y desvió el remate. Enorme atajada, y desilusión que no cabía en el cuerpo de la figura portuguesa. 

En el mini entretiempo que hay entre los dos tiempos suplementarios, llegaron las lágrimas. El desahogo de un tipo ganador, que no podía entender ni aceptar el fallo que había tenido. Cristiano Ronaldo, un enorme jugador, que logró casi todo lo que podía ganar en el fútbol, lloraba desconsoladamente. Sus compañeros lo iban a abrazar, a darle alguna palabra de apoyo. Pero él seguía en su tristeza. Para colmo, enfocan con la cámara de la TV a su mamá, que también sufría por su hijo. Momento muy triste.

Para alegría final del crack portugués, Diogo Costa, el arquero de su selección, se convirtió en héroe y figura. Atajó un mano a mano impresionante sobre el final del partido, y luego contuvo los tres penales que le patearon. Cristiano tuvo su revancha, metiendo el primer gol de la tanda de penales.

¿Tengo ganas de que Portugal gane la Eurocopa? La verdad que no quería. Una parte de mí todavía se deja llevar por la competencia Messi - Ronaldo, y disfruta de sus derrotas. Pero hoy no. Hoy vi un tipo sufriendo por lo que más ama, y ya nos pasó a nosotros con Leo. Es feo ver a un futbolista de esa forma. 

¿Hay cosas más tristes en la vida? Sí, claro. Estoy hablando solo de fútbol, pero el que vive el deporte de la manera que lo sienten ellos o de quien escribe, lo entenderán.

Ahora no puedo parar de imaginar a Portugal campeón de la Eurocopa, enfrentando al ganador de la Copa América en una Finalíssima el año que viene. ¿Quién te dice que no se vuelvan a enfrentar?...